“Este tejado aguanta toda la vida”… ¿seguro?

Es una frase que se escucha a menudo, especialmente en zonas rurales o en viviendas antiguas. Pero aunque una cubierta bien ejecutada puede durar muchos años, pensar que no requiere mantenimiento es un error común y peligroso.

En Cubiertas y Tejados Javier Arias lo vemos a menudo: tejados que parecen estar bien porque no tienen goteras visibles, pero que esconden problemas silenciosos que, si no se detectan a tiempo, terminan en reparaciones importantes.

El tiempo, el clima y los movimientos naturales

Un tejado está continuamente expuesto a los elementos. Lluvia, sol, viento, nieve, hielo… todo esto afecta a los materiales, incluso a los más resistentes. Las tejas pueden desplazarse ligeramente, las juntas deteriorarse, y los canalones llenarse de hojas o sedimentos sin que lo notemos desde el suelo.

Además, los edificios se mueven con el tiempo, se dilatan con el calor y se contraen con el frío. Ese movimiento natural genera pequeñas tensiones en la estructura de la cubierta que, con los años, acaban provocando fisuras, desajustes y filtraciones.

No todo lo que se ve seco está bien

Uno de los mayores riesgos es confiarse. Si no hay humedad, si no hay goteras… parece que todo va perfecto. Pero hay patologías que no se manifiestan de inmediato: condensaciones en el interior, puentes térmicos, filtraciones ocultas o deterioro progresivo del soporte bajo las tejas.

Por eso, la revisión periódica y el mantenimiento profesional son imprescindibles para detectar a tiempo cualquier anomalía. Es como con un coche: no esperas a que se rompa para llevarlo al taller. Con el tejado, igual.

Mantenimiento preventivo: ahorro a largo plazo

Un mantenimiento periódico bien hecho implica:

  • Comprobación de la sujeción de las tejas.
  • Limpieza de canalones y bajantes.
  • Revisión del sellado de puntos singulares.
  • Evaluación de posibles movimientos o fisuras.

Todo esto se traduce en tranquilidad, ahorro y duración real de la cubierta. Porque lo barato puede salir caro, y lo que no se cuida, se acaba rompiendo.

Mantenimiento preventivo: ahorro a largo plazo

Un mantenimiento periódico bien hecho implica:

  • Comprobación de la sujeción de las tejas.
  • Limpieza de canalones y bajantes.
  • Revisión del sellado de puntos singulares.
  • Evaluación de posibles movimientos o fisuras.

Todo esto se traduce en tranquilidad, ahorro y duración real de la cubierta. Porque lo barato puede salir caro, y lo que no se cuida, se acaba rompiendo.

Nuestra filosofía: durabilidad con compromiso

En Cubiertas y Tejados Javier Arias creemos en hacer las cosas bien desde el principio, pero también en acompañar cada obra con una visión a largo plazo. Un tejado puede durar décadas, sí. Pero si además se cuida y se revisa, durará muchas más, y sin sustos.